ESTUDIO INTERNACIONAL DE LECTURA PIRLS: LOGROS Y DESAFÍOS DE LOS ESTUDIANTES CHILENOS

El 25% de nuestros estudiantes está en los niveles de desempeño alto (22%) y avanzado (3%) y el 60% logra resultados satisfactorios en estándares de desempeño internacionales.
El Estudio Internacional de Progreso en Competencia Lectora (PIRLS) organizado por la IEA busca evaluar la comprensión lectora de los estudiantes de 4° básico, punto de inflexión en su desarrollo como lectores, puesto que ya han aprendido a leer y comienzan a leer para aprender. Chile estuvo presente por primera vez en la versión 2016 de este estudio, el que se aplicó entre el 20 de octubre y 5 de noviembre de 2015, y en donde participó un total de 50 países y 9 ciudades .
En los resultados de esta evaluación, nuestro país obtiene 494 puntos, es decir, los estudiantes de Chile están a solo 6 puntos del promedio de la escala de la prueba (500 puntos) y cerca del promedio de los países participantes (511 puntos).
“El 25% de nuestros estudiantes están en los niveles de desempeño alto (22%) y avanzado (3%) y el 60% logra resultados satisfactorios en estándares de desempeño internacionales”, afirma el Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, Carlos Henríquez, agregando que “lo significativo es que entre ellos hay estudiantes de todos los grupos socioeconómicos”.
Asimismo, destaca que “los estudiantes de Chile demuestran una mayor capacidad para comprender textos literarios que informativos, alcanzando por primera vez el promedio de la escala de un estudio internacional”.
Por otra parte, si bien sigue existiendo una brecha de género, donde las mujeres obtienen mejores resultados que los hombres (+14 puntos), ésta es menor que el promedio internacional, ubicándonos junto a países como Dinamarca, Inglaterra y Suecia.
PRINCIPALES RESULTADOS
En PIRLS Chile llega a un promedio de 494 puntos, resultado superior al otro sistema educativo de la región que participa, Ciudad de Buenos Aires (480), y similar a los resultados de Bélgica y Georgia.
En cuanto a los tipos de textos evaluados (literarios e informativos), los estudiantes de Chile obtienen una adecuada comprensión de los textos literarios, alcanzando justo el promedio global de la escala internacional (500). Es la primera vez que nuestros estudiantes logran este resultado en algún estudio internacional. A pesar de ello, están 10 puntos bajo el promedio de los países participantes. En cuanto a las habilidades informativas, obtienen 485 puntos, por debajo del promedio de la escala internacional, lo que es concordante con resultados de otras pruebas de aprendizajes.
Respecto de las habilidades lectoras, nuestros estudiantes se acercan al promedio de la escala internacional (496 puntos) cuando seleccionan información del texto y realizan inferencias directas, y lo mismo ocurre cuando interpretan y evalúan un texto (491 puntos).
Sobre los niveles de desempeño, 4 de cada 10 estudiantes de 4º básico presentan dificultades en su comprensión lectora, quedando en los niveles bajo (28%) y fuera del nivel bajo (13%).
Aunque existen en los niveles altos de desempeño alumnos de todos los grupos socioeconómicos, la brecha aún es profunda y favorable a los grupos más acomodados (+95 puntos). Sin embargo, esta brecha está muy por debajo del promedio internacional (132 puntos, con una diferencia de 87 puntos), quedando Chile junto a países como España, Polonia o Bélgica.
En ese sentido, uno de los grandes desafíos que tenemos como país es que cerca del 20% de los estudiantes de los grupos más vulnerables no alcanzan ni siquiera el nivel bajo de resultados, situación que en los grupos más acomodados no supera el 2%.
Por otra parte, en equidad de género, las niñas obtienen mejores resultados que los niños (+14 puntos), al igual que en la gran mayoría de los países evaluados, y esta diferencia es menor a la brecha promedio de los países participantes (19 puntos).
LA IMPORTANCIA DEL EJEMPLO
PIRLS también evalúa cuáles son los elementos que fomentan la comprensión lectora de los estudiantes, y uno de ellos es el gusto de los padres por la lectura.
En ese sentido, en Chile los padres demuestran menos afinidad hacia la lectura que el promedio internacional. Solo 1 de cada 5 padres (27%) reporta que le gusta mucho la lectura, mientras que el promedio de los países participantes alcanza a 1 de cada 3.
“Acá tenemos un tremendo desafío. Diversos estudios nos demuestran que el ejemplo de padres lectores es muy relevante para el gusto por la lectura, y esta prueba nos dice que más de un cuarto de los padres reporta que no les gusta leer”, señala el Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad.
Agrega que “leer es un hábito que se educa y que se traspasa en el ejemplo. El hábito se forma desde que les leemos a nuestros hijos e hijas hasta que nos vean leer. El rol de las familias es fundamental, la ausencia de una práctica familiar en torno a la lectura hace mucho más compleja la creación del hábito en los estudiantes”.
De hecho este mismo estudio demuestra que el 75% de los estudiantes cuyos padres son buenos lectores, disfrutan leyendo; y que el 42 % de los niños y niñas cuyos padres dicen que no leen habitualmente, encuentran que leer es aburrido.
Sin embargo, una buena noticia es que un alto porcentaje de nuestros estudiantes de 4° básico reporta actitudes positivas hacia la lectura, aunque por debajo del promedio internacional. Así, el 81% afirma que “le gusta los temas que lee en el colegio”, el 82% que el profesor les da “cosas interesantes para leer”, el 71% declara que “disfruta leer” y el 85% que “aprendo mucho leyendo”.
Carlos Henríquez destaca que como país tenemos que seguir avanzando, con la generación de bibliotecas amigables y con la disposición de gran variedad de libros para cubrir los diferentes intereses de nuestros estudiantes. Asimismo, se debe priorizar el rol docente como mediadores de lecturas desafiantes y atractivas, y también avanzar en el propósito informativo de la lectura, que presenta mayores debilidades en relación al propósito literario, fomentando la lectura de textos del estilo.
Y finalmente, lo clave: “potenciar los hábitos lectores entre padres y apoderados, fomentando la socialización temprana de la lectura hacia sus hijos”, concluye.

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