Diario Las Noticias Malleco
Recientemente el investigador histórico Luis Igor Antías dio a conocer,
en una jornada por la historia y patrimonio traiguenino, el silencioso pero
productivo paso de Gabriela Mistral por Traiguén en la región de la Araucanía,
donde se desempeñó por un corto tiempo, entre 1910 y 1911, como profesora del
Liceo de Niñas de esa localidad. El historiador ha rescatado el contexto,
presencia y huella de la nobel en la zona.
El investigador en una charla
organizada por la Agrupación de Defensa del Patrimonio Cultural y
Arquitectónico de Traiguén, señaló que “la presencia de Lucila Godoy Alcayaga
en esta localidad tiene un peso histórico significativo, no solo es una
anécdota o simple dato biográfico, aquí Lucila Godoy o Gabriela Mistral se
nutrió de una realidad que se transformaría en inspiración para sus escritos,
dejando algunos testimonios y relaciones que se han mantenido en el desconocimiento
público. Lucila Godoy inició su carrera docente en enseñanza media en el Liceo
de Niñas, escribiendo diariamente y, lo más importante, miró y pensó el mundo
indígena mapuche y la naturaleza de manera distinta traduciéndose en notables
escritos que se suman a los desarrollados sobre enseñanza y política, donde por
sus recientes vivencias definiría además su opción como poetisa. No le fue
indiferente los conflictos de tierras entre colonos y mapuches, las
características del paisaje que se transformaba ante el avance de la
productividad agrícola, las recurrentes lluvias, en definitiva, sus escritos
poéticos y de prosa son una verdadera crónica de la época, donde aún se vivía
el far west chileno y Traiguén se convertía en ciudad ”.
GABRIELA MISTRAL EN TRAIGUÉN
Luis Igor, manifestó que “Lucila
Godoy llegó a Traiguén en octubre de 1910 a la estación de ferrocarriles con 21
años de edad, con casi 1.80 metros de estatura y muy delgada, ligeramente
trigueña y de ojos verde, mestiza de padre de origen indígena y madre
descendiente de vascos. Según la descripción que ella misma hacía, mal vestida
con las faldas del traje de sastre oscuras que le llegaban siempre al suelo con
zapatones macizos y recientemente titulada como "Propietaria y
Preceptora", no obtuvo el título de Normalista, por no haber hecho
estudios sistemáticos, se le reconoció su práctica como profesora para ejercer
en propiedad, labor que cumplía desde los 15 años de edad en escuelas básicas
de su región, fue autodidacta, cursó solo hasta cuarto básico, y fue muy
comprometida con la educación pública, laica y femenina. Ello fue una
motivación para que Lucila o Lucía, como le decía la gente del pueblo de casi
6.500 habitantes se trasladara a trabajar a Traiguén. Era callada y muy
introvertida; vivió en la pensión Koenig,
casa de la cual no queda vestigio, situada en calles Almirante Riveros esquina
Coronel Urrutia.”
Llegó a prestar servicio como
profesora a instancias de la directora del Liceo de Niñas de Traiguén; Gabriela
Mistral escribió: “Fidelia Valdés me metió en la enseñanza secundaria, me llevó
a Traiguén…Yo fui una autodidacta, pero el autodidactismo no me parece un
ideal, porque es un martirio, aunque yo le tengo apego y se lo aconsejo a quien
tenga la entereza suficiente para afrontarlo”.
El recibimiento no fue el esperado, pues sus colegas la cuestionaron,
tal como ocurrió en los restantes establecimientos donde sirvió en nuestro
país, por carecer estudios sistemáticos en el Instituto Pedagógico de la
Universidad de Chile.
Luis Igor explica que “Lucila Godoy,
tuvo la entereza de enfrentar aquello validando su trabajo docente con manuales
que confeccionó para sus clases. Tenía una gran capacidad intelectual y
reflexiva, razones por las cuales, Fidelina Valdés, al ser nombrada directora
del Liceo de Antofagasta, llevó a Lucila Godoy a ese establecimiento en 1911”.
El investigador dio a conocer los
escritos realizados un mes antes que llegara Lucila Godoy a Traiguén, son
sendos artículos de prensa publicados donde la joven Lucila aboga por la instrucción
primaria obligatoria, criticando fuertemente al mundo político de la época;
“hay que recordar que la cuestión social marcaba la preocupación de los
intelectuales de la época, además de los altos gastos efectuados para las obras
y actividades de celebración del bicentenario de Chile; un importante sector
del bajo pueblo pasaba por problemas socioeconómicos y la joven Lucila Godoy no
fue ajena a esas problemáticas”.
SU LEGADO TRAIGUENINO
En la jornada el investigador reveló
una serie de escritos de la Nobel. Uno de los testimonios es una publicación de
Lucila Godoy en el Diario “El Colono” de Traiguén del 1 de noviembre de 1910,
se denomina “Tristeza” y resume el sentir del rechazo y, a su vez, la tragedia
sentimental de su frustrada relación con Romelio Ureta, éste se había suicidado
un año antes, situación que le provoca dolor. Además, se presentó una réplica
de un inédito escrito de puño y letra de Lucila Godoy denominado “Rimas”,
fechado en Traiguén el 24 de octubre de 1910, donde manifiesta la desolación frente
a la pérdida y la imposibilidad de una despedida, este escrito es distinto a
uno publicado un año antes y que se denomina de la misma forma.
El investigador manifestó la
importancia del profesor del Liceo de Hombres de Traiguén Antonio Zamorano Baier,
“ya que los estudios históricos no manifiestan la relevancia de este
mistraliano y que solo los eruditos literarios conocen. A Zamorano recurren los primeros estudiosos y críticos de la obra
de Gabriela Mistral, el más conocido análisis a nivel académico es “Gabriela
Mistral y la crítica” publicada en el Atenea XXIII del año 1946, un año después
del Nobel obtenido por la poetisa. Hoy sabemos que desde 1934 Zamorano Baier
mantenía correspondencia con Gabriela Mistral, incluso éste le solicitaba su
opinión respecto de sus novelas, como
“La Sed” y “Gente Menuda” publicadas
por este crítico literario y escritor, al cual es necesario rescatar del
olvido”, argumenta Luis Igor.
En la jornada, se presentaron una
serie de escritos de Gabriela Mistral en sus facetas de pedagoga, poetisa,
periodista, intelectual y diplomática. Es importante indicar que Gabriela
Mistral, inicia en 1910 la escritura "Sonetos de la muerte“, recibiendo el
Premio Literario de los Juegos Florales de Santiago en 1914. Como escritora Lucila
Godoy retomaba sus poemas y tiempo después los corregía o modificaba. Desde
Traiguén escribió “Rimas”, que sacamos a la luz hoy y, dos artículos “Evocando
el terruño”, y “Tarde” para el Diario El Coquimbo en 1911. Luego de lo cual
señalaría que la poesía era su segundo oficio: “Ignoraba yo por aquellos años
lo que llaman los franceses el metier de côté, o sea, el oficio lateral; pero
un buen día él saltó de mí misma, pues me puse a escribir prosa mala, y hasta
pésima, saltando, casi en seguida, desde ella a la poesía, quien, por la sangre
paterna, no era jugo ajeno a mi cuerpo. En el descubrimiento del segundo oficio
había comenzado la fiesta de mi vida”, vale decir en este periodo de reflexión
traiguenino opta por la poesía como una de sus mayores realizaciones personales.
En sus exalumnas Teresa
Bennewitz, Lucila Rosseli, Olga Parrochia, Lina Schalchli, María Luisa
Warvuken, Emelina Ross, Laura Lacalle, Elena Ewertz, Inés Fábrega, Ana Lazcano
Schonffeldt, Ana Ewetz, Zulema Herrera y
Minda Herrera, quedarían las huellas de la maestra Lucila.
Una vez que Gabriela Mistral se
va de Traiguén “El Mercurio” inicia la publicación de sus obras literarias y artículos
pedagógicos, catapultándola e iniciando su periodo de mayor productividad
literaria para convertirse en una referente de la educación y letras a nivel
nacional y mundial. Lucila Godoy trabajó con los profesores Marfilda Barrios,
José Miguel Sepúlveda y Víctor Lafittan, entregando enseñanza a poco más de
cincuenta alumnas del establecimiento de Traiguén, se la recordaría como una
profesora seria y muy preocupada de la recreación y adecuada enseñanza para sus
estudiantes.
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Rimas
“Sobre su losa
helada, luna hermosa
Vierte tu luz más
dulce, i al mirarle
Estampa allí los
besos que no pude
Ir la ausente a
dejarle”
“Juvenil primavera,
en el contorno
De la lápida odiosa,
Hazle brotar en este
octubre tuyo
Una pálida rosa”
“ I tú, viento
viajero,
Dí, moviendo su cruz,
que le has llevado
Un recuerdo de mi
alma
Y un beso de mis
labios, desolados”.
Lucila Godoy Alcayaga
Traiguén, octubre 24 de 1910
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