LOS SALTOS DEL LAJA

La imagen puede contener: exterior, naturaleza y agua
La enorme y majestuosa caída de agua era una parada obligatoria de quienes viajaban al sur del país por la antigua ruta 5, esta fue desviada, pero igual se puede acceder a este maravilloso Saltos del Laja.
Antiguamente cuando no había carretera, al lugar se accedía por ferrocarril hasta Yumbel y de ahí a los Saltos que son conocidos desde la antigüedad. El gobernador de Chile, don Manuel de Amat y Junient, celebró en la navidad de 1756, un parlamento con los indígenas en las cercanías de los Saltos. Su intención era establecer una comunicación permanente entre Concepción y Chiloé. Redacto un largo documento, dirigido al Rey Carlos III, en el que describía el país, su geografía y las costumbres de sus habitantes. Describió el gran salto con estas palabras:..”El ruido que causa es tanto que en tres o cuatro cuadras de distancia no se puede conversar sino en voz alta y a mayor distancia se padece la lluvia de la niebla que levanta si el viento es contrario. Divísase desde muy lejos, a manera de columna de humo, y como su espesura es florida, se ve en ella el arco iris según el ángulo de posición..” 
En el parlamento se obtuvo permiso para vadear los ríos cercanos a la costa, para construir fortificaciones costeras y para pasar libremente hacia el sur.

En desacuerdo con lo que indica su nombre, el Salto del Laja no es un salto, sino una serie de tres saltos, de los cuales los dos que se ubican inmediatamente al oriente del puente carretero se hallan casi juntos. El tercero, ubicado algunas cuadras al oriente, vació sus aguas por una pared perpendicular, hasta el año 1791 esta se derrumbó repentinamente, dejándolo en su forma actual. Aunque la naturaleza sigue su curso y por ratos disminuye el caudal, tenemos Saltos del Laja por mucho tiempo.
Cabe recordar, que Los Saltos del Laja pertenece geográfica y administrativamente a 3 comunas: Los Ángeles, Yumbel y Cabrero.
La fotografía en blanco y negro corresponde al año 1910 y las restantes son de la primera década del siglo XXI.
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Fuente: Reportero Patrimonial

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