Son funcionarios de la Armada de Chile, tienen grados y están afectos a todas las responsabilidades que significan sus posiciones. Sin embargo, no son oficiales ni personal de mar, ni siquiera son humanos: son perros que se desempeñan como personal en diversas reparticiones de la institución.
La Armada confirmaron que reconocen dos tipos de perros: aquellos que se desempeñan junto a la autoridad marítima en la detección de mariscos y sustancias ilícitas y otros que cumplen funciones más relajadas y de apoyo.
Calamar es, tal vez, el más famoso de todos. Es también el con más rango: es cabo segundo y cumple funciones a bordo del PSG “Milcalvi”, el que generalmente hace sus recorridos entre Puerto Montt y la isla grande de Chiloé. El can fue rescatado por personal uniformado del buque luego de la erupción del volcán Chaitén, en 2008. La nave, que data de 1992, tiene un desplazamiento de 533 toneladas, una potencia de 2.560 HP y cuenta con 2 ametralladoras de 20 mm y un montaje de 40/70 mm
Por el contrario, Rezón es un San Bernardo de 3 meses y no pasó por las mismas peripecias que Calamar: fue comprado por los oficiales del buque Cirujano Videla, un patrullero encargado de llevar atención médica y odontológica a personas en condición de aislamiento en las islas de Chiloé.
La embarcación trabaja en conjunto con el Servicio de Salud de Chiloé y Reloncaví, visitando las islas con diversos operativos.
De esa forma, Rezón funciona como nexo entre los niños y el dentista, dada la tensión que puede generar en los menores una visita a tal especialista.
No obstante, su presencia ha servido también para unir a la dotación del patrullero.
Otros Funcionarios
Los otros 5 canes se desempeñan en diversas reparticiones y tienen diferentes grados, los cuales son otorgados de forma simbólica por la cantidad de tiempo que cumplen en las unidades. De estos, el más antiguo es el cabo primero Lock, con 11 años a bordo del PSH “Cabrales”.
Centauro trabaja en el PSG “Ortiz” y es cabo.
Bernarda, o como le dicen sus carretas, “Berni”, trabaja en el LPC “Diaz” y es cabo. Llegó a ese barco porque sus humanos no podían tenerla y la tripulación la adoptó para que no quedara en la calle.
La marinero Estela Copahue, actualmente, se desempeña al interior LSG “Arica”.
Finalmente, Samy, al igual que Estela, es marinero y trabaja en el LPC “Machado”.
Valentina: Perra cabo primero de la Aviación Naval
La cabo primero Valentina Gan se desempeña desde hace casi cinco años en la Unidad Operativa de la Aviación Naval, rama de la institución que está bajo el mando de la Cuarta Zona Naval, ubicada en el aeropuerto Diego Aracena de Iquique.
No obstante, y pese a que ya es parte de la familia naval, no todo partió así. Efectivos del Grupo Aeronaval Norte (GAN) -de donde obtuvo su apellido- la encontraron en una calle del extremo norte de Chile el 14 de febrero de 2013 cuando la lanzaban envuelta en una bolsa desde un vehículo.
La primera amonestación de Gan tiene relación con el romper tres pantalones pertenecientes al personal de choferes navales. La segunda la obtuvo tras sacar ropa desde un colgador del personal del aeropuerto y la tercera, falta recurrente precisaron desde la institución, es que duerme en horario de trabajo, a veces frente a sus compañeros.
No obstante, y pese a que ya es parte de la familia naval, no todo partió así. Efectivos del Grupo Aeronaval Norte (GAN) -de donde obtuvo su apellido- la encontraron en una calle del extremo norte de Chile el 14 de febrero de 2013 cuando la lanzaban envuelta en una bolsa desde un vehículo.
Fueron ellos quienes la rescataron y elevaron una solicitud al comandante de la repartición para que éste autorizara la adopción de Gan, quien ha llegado a formar parte integral de la dotación del grupo. Sin embargo, su carrera ha estado marcada por tres faltas que han quedado registradas en su hoja de vida.
La primera amonestación de Gan tiene relación con el romper tres pantalones pertenecientes al personal de choferes navales. La segunda la obtuvo tras sacar ropa desde un colgador del personal del aeropuerto y la tercera, falta recurrente precisaron desde la institución, es que duerme en horario de trabajo, a veces frente a sus compañeros.
Dentro de sus actividades cotidianas destacan el cumplir sus funciones de guardia -instancias donde se queda dormida- ceremonias, recepciones y el despacho de aeronaves.
También cumple con sus actividades deportivas -como control de la capacidad física y subidas al cerro-, aunque estas tienen un corte semiobligatorio en su caso, todo a modo de poder superar el sobrepeso que la aqueja.
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