Desde 1915, cada 19 de septiembre los chilenos son espectadores del tradicional desfile de las Fuerzas Armadas y del Orden, en una fiesta que rinde homenaje a los militares caídos, batallas heroicas y al rol fundacional del Ejército en la identidad nacional.
El propio Ejército define su razón de ser: preservar la paz,
garantizar la soberanía nacional, mantener la integridad territorial y proteger
a la población, instituciones y recursos vitales del país, frente a cualquier
amenaza o agresión externa. Y ello lo debe hacer con obediencia al Poder
Ejecutivo, no deliberante, según establece nuestra Constitución Política.
Sin embargo, la emancipación de la corona española, la
defensa del territorio, las grandes batallas y héroes que memorizan los niños
en la escuela, tienen matices y episodios “vergonzosos” donde los intereses políticos y particulares
motivaron matanzas en el seno del propio pueblo chileno. Las Fuerzas Armadas han estado prácticamente masacrando a sus propios conciudadanos desde el siglo XIX, han sido 23 intervenciones armadas, "ha sido un caso único en el mundo", dice Gabriel Salazar profesor de Historia y Premio Nacional de Historia.
Revisemos algunos hechos:
Revisemos algunos hechos:
Batalla de Lircay
De acuerdo a la historia oficial, el 17 de abril de 1830 un
enfrentamiento en la ribera del río Lircay dio fin a la guerra civil que selló
el triunfo de las fuerzas conservadoras de Diego Portales por sobre los
liberales. Las bases de la República de Chile, con un estado autoritario, se
cimentaron con más de 200 muertos a su haber.
Para Salazar, se trataba de “un ejército mercenario
improvisado por el patriciado mercantil santiaguino”, que derrotó y descuartizó
a hachazos al “ejército ciudadano que había ganado la guerra de la
Independencia”.
“Pacificación” de La Araucanía
Ejército de la Frontera |
Desde 1860, los intereses económicos, militares y políticos
obligaban al Estado chileno a dominar definitivamente los territorios mapuche,
que mantenían su independencia, defendida por más de tres siglos, por medio de
la fuerza y por sucesivos tratados.
Es “una de las páginas más negras de la historia de Chile”,
en palabras del historiador y antropólogo José Bengoa. El ejército chileno usó
los métodos más bárbaros de la guerra: mataron mujeres y niños, quemaron sus
casas y robaron miles de cabezas de ganado. En 1869, los diarios de la época ya
hablaban de una “guerra de exterminio”.
Si bien sólo se quedaron como testigos los adornados partes
militares, se calculan en varios miles los mapuche masacrados y muchos más
murieron como consecuencia del exterminio, desplazados, empobrecidos y
hambrientos, según relata Bengoa en sus libros.
Masacres obreras a inicios del siglo XX
Huelga portuaria de Valparaíso 1903 | Memoria Chilena |
En aquella época, el joven movimiento obrero crecía, sus
acciones eran cada vez más masivas y por consiguiente, la represión era aún más
dura. Así quedó demostrado con “la huelga de la carne” en 1905, cuando
trabajadores y consumidores salieron a las calles de Santiago a reclamar por el
encarecimiento. La respuesta militar dejó cerca de 250 muertos.
Dos años antes, una huelga de portuarios en Valparaíso
terminó con 50 muertos; luego, en 1906, las fuerzas armadas frenaron una huelga
en ferrocarriles de Antofagasta, matando a trabajadores en una cifra que oscila
entre los 50 y 300, según distintas versiones.
Matanza en la Escuela Santa María de Iquique
Memoria Chilena |
Las versiones más moderadas hablan de unos 2.200 muertos.
Otros aseguran que las víctimas superaron las 3.600. Todos coinciden en que fue
la más cruel matanza de trabajadores en la historia de Chile, a manos de
ejército.
Miles de trabajadores del salitre y sus familias marcharon a
Iquique en diciembre de 1907 exigiendo al gobierno apoyar sus urgentes
demandas. Cuando la huelga ya superaba los 20 mil paralizados, el gobierno
ordenó al ejército desalojar a los manifestantes que se instalaron en la
Escuela Domingo Santa María y ante su negativa, comenzó la masacre. Hombres,
mujeres y niños fueron acribillados en las salas, pasillos y en el exterior del
establecimiento.
De Tarapacá a Puerto Montt: el reguero de sangre continuó
Funerales tras matanza en Puerto Montt |
Los siguientes decenios siguen siendo testigos de violencia
militar. Entre 1921 y 1925, cientos de obreros fueron asesinados en oficinas
salitreras de Antofagasta, en episodios conocidos como San Gregorio, Marusia y
La Coruña. Una época en que el oro blanco ya entraba en crisis, la cesantía
comenzaba a golpear y los trabajadores aún exigían terminar con las fichas y
recibir su pago en dinero.
Más al sur y en 1934, entre 100 y 200 campesinos,
trabajadores y mapuche murieron cuando marchaban armados a Temuco, en lo que se
llamó la “Masacre de Ránquil”. También se recuerda la muerte de 10 pobladores
en Puerto Montt -una niña de 9 meses entre ellos-, en marzo de 1969, cuando el
gobierno ordenó a Carabineros el desalojo de una toma de terrenos en el sector
Pampa Irigoin.
Golpe de Estado y crímenes de lesa humanidad
“Como consecuencia de
la crisis política, social y económica a la que había llegado el país, las
Fuerzas Armadas y de Orden asumieron el poder de la Nación el 11 de septiembre
de 1973″. Esa es la reseña que el Ejército presenta en su sitio web, sobre el
Golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende y dio inicio a una dictadura
cívico-militar de 17 años.
La legitimidad del quiebre de la institucionalidad democrática
aún divide a los chilenos. Pero lo que cada día suma condenas transversales son
las violaciones a los derechos humanos, consideradas absolutamente
injustificables y “atroces” por nuevas generaciones de sectores antes aliados
al régimen, como la UDI.
En cifras, cerca de 35 mil personas fueron víctimas de
violaciones a sus derechos fundamentales. De ellas, 28 mil fueron torturadas,
2.279 ejecutados y 1.248 permanecen en situación de detenidos desaparecidos.
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